Jamás. Jamás de los jamases voy a olvidar esta noche. Nunca
olvidaré la bondad de mis abuelos y como una vez más me lo dieron todo para que
yo fuera feliz, únicamente con la excusa de pasar tiempo juntos. Nunca olvidaré lo que
es estar tres horas seguidas hecho un mar de lágrimas emocionado hasta las
trancas. Hoy, al salir del teatro, tengo la certeza absoluta de haber visto una
obra maestra. Billy Elliot me ha dejado sin aliento. Sus canciones, sus
coreografías, y, sobre todo, su libreto, enmarcan una historia fascinante que,
aunque ya lo era la película, ahora la obra también formará parte de mí como
una experiencia de referencia en mi vida. Solo espero poder formar parte de
algo tan maravilloso algún día. Gracias abus, y gracias, Billy.
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