Ni tu ni nadie puede
cambiarme. Ya lo avisaba Alaska desde la movida, y tenía toda la razón. La cierto
es que estamos empeñados en mezclar agua con aceite. Ya pueden portarse como
auténticos cabrones con nosotros, cancelarte el plan en el último momento,
pedir perdón sin sentirlo o atropellarte con un tren por encima que seguiremos
queriendo forzar algo que creemos que nos va a hacer felices. De verdad pienso
que el amor no debería ser una cosa tan complicada. Que no tendría por qué
sernos tan difícil decir lo que sentimos. Y que por encima de todo, mentir
siempre será la peor forma de hacer daño. No sé si creo en el destino, el
karma, las cartas del tarot o en que Taylor Swift nos vuelve a todos un poco
más dramáticos. Lo que sé es que a todos nos llegará nuestro momento, y que yo
no soy para cualquiera.
jueves, 14 de julio de 2016
jueves, 7 de julio de 2016
#DRAMAQUEEN
Y fue entonces, justo entonces, justo entonces, aquel
fue el momento. Quien no se ha repetido a sí mismo alguna vez que a no ser que
algo cambiara en seguida, iba a llevar una vida en la que su relación más
importante sería con una botella de vino. Y al final acabaría muriendo gordo y
solo, y le encontrarían tres semanas después medio devorado por pastores
alemanes... Ay... querida Bridget Jones. Si es que desde luego, como nos
gusta dramatizarlo todo. Nos volvemos unos Bridget de la vida cuyo estado
natural es ir a contracorriente y perjurar que el universo nos la tiene jurada
con las siete plagas bíblicas. Es la historia de tu vida… ¿No será que somos
nosotros mismos los que ponemos esa pizca de sal en formato drama? Deberíamos,
y yo el primero, dejarnos llevar y vivir el momento que nos toca ahora mismo.
Los dramas vendrán solos, y cuando menos los esperemos. Dios no quiera que alguna vez tengamos que vernos en la situación de
tener que escoger entre el sexy pero capullo de nuestro jefe o un cabrón aburrido.
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