Me sonreías y yo seguía poniéndome nervioso,
como siempre antes de francés.
Me entraron unas ganas enormes de hablarte y de saber de ti.
Volví a escuchar esa canción.
Recordé las cosas que nos decíamos,
y las que no.
Me dí cuenta de que pase lo que pase,
quedarás imborrable dentro de mí,
como la huella que pisa el camino por primera vez.
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