Tras cuatro años en
cartel, el gran éxito musical “La Llamada” se traslada a la gran pantalla
En la vida
siempre hay que tener segundas opciones. Javier
y Calvo y Javier Ambrossi son los autores y directores del gran fenómeno de
“La Llamada”, un musical que habla
de muchas cosas, pero que, ante todo, habla de libertad, de la importancia de tomar
decisiones, y del poder de descubrir y afrontar cosas que uno mismo nunca pensó
encontrar. En su caso, fue justamente “La Llamada” aquella segunda opción que
les abrió un mundo totalmente nuevo. Frustrados ante su escaso trabajo como
actores, poniendo copas con Belén Cuesta en el “Válgame Dios” en el caso de
Ambrossi, y formando parte de producciones en las que no se sentía realmente
realizado en el caso de Calvo, decidieron tomar las riendas de su propia
trayectoria y escribir la obra de teatro que cambiaría sus vidas para
siempre. Aquella
pequeña función que nació como un proyecto lleno de ilusión en el “off” del
Teatro Lara de Madrid hace ya 4 años, hoy se ha convertido en un verdadero
fenómeno que ha cosechado miles de espectadores, premios y aplausos de la
crítica, e incluso un tropel de fans (a los que también se les llama “Llamaders”), que reinciden de manera
compulsiva sus visitas al Campamento La Brújula.
Si,
parecía que después del lanzamiento de “Paquita
Salas” el talento de los Javis no podía cosechar más éxitos, pero una vez
más, lograron sorprendernos dando un paso más allá lanzando la versión cinematográfica de “La Llamada” en la gran
pantalla española. Ésta, además, va encabezada por las protagonistas que
encarnaron a los míticos personajes desde un primer comienzo. Macarena García, Anna Castillo, Belén
Cuesta, Gracia Olayo y Richard Collins-More interpretan un argumento
maravillosamente delirante que se sitúa en un campamento de verano cristiano en
el que dos adolescentes se quedan un fin de semana castigadas por haberse
escapado a un concierto de electro latino. A una de ellas se le aparece Dios
(esa es “la llamada”) y no sabe cómo reaccionar. Todo el film corre a lo largo del lema “Lo hacemos y ya vemos”,
refiriéndose a que nada es tan grave como para no atreverse a tomar decisiones
y a que, si algo sale mal, habrá que centrase en a otra cosa, pero lo importante
siempre será arriesgarse e intentarlo.